El prototipo más antiguo fue inventado por los griegos alrededor del 250 a. C. Construyeron un despertador que funcionaba con la marea: cuando el nivel del agua llegaba a cierto nivel, hacía un sonido mecánico de pájaro. Tal como lo conocemos hoy, fue inventado por un relojero, Levi Hutchins, en 1787.
Así que la gente dependía del sol para despertarse, pero a las 4 am, cuando Hutchins se levantó, no había sol. Entonces, el relojero colocó una palanca en el número 4, que a su vez sonó una campana cuando la manecilla llegó a la hora. Se dice que Leonardo Da Vinci diseñó un despertador que muchos consideraron más una broma que un proyecto serio. Consistía en un platillo redondo sostenido por un tubo que actuaba como palanca de dos brazos.
En el otro extremo del tubo había un plato plano que contenía agua, del que salía una cuerda que estaba atada a los pies del durmiente. Cuando el platillo redondo estaba medio lleno, era más pesado que el plano, y el plano se balanceaba, vertiendo agua a través del tubo en el plato redondo y tirando violentamente de la cuerda atada al tobillo de la "bella durmiente".
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