El despertador un mal necesario desde 1787

El despertador un mal necesario

El despertador un mal necesario desde 1787. Muchos se preguntan qué hubiera pasado si el relojero Levi Hutchins, el inventor del dispositivo, se hubiera dedicado a otra cosa. ¿La forma de despertar seguiría siendo la luz del sol y el gallo madrugador?

En New Hampshire, en Estados Unidos, es la cuna del despertador. Los registros históricos registran que en 1787 un relojero llamado Levi Hutchins revolucionó para siempre la forma de levantarse, imponiendo ruido a los rayos del sol y al gallo madrugador.

El despertador un mal necesario

La duda estuvo marcada por los días nublados y la confusión que provocaban en la capoeira. Así que Hutchins hizo un pequeño cambio en el sistema de reloj que usaba, atando una cuerda a la pequeña manecilla del reloj, que haría sonar una pequeña campana cuando llegara a la hora señalada. Para él, esa hora clave eran las cuatro de la mañana.

La precisión del invento lo llevó a preguntarse si podría aprovecharlo dentro de su profesión. Aunque a muchos no les guste el trabajo que realiza, lo cierto es que la innovación de Hutchins hay que entenderla como el primer pequeño gran paso hacia la modernidad.

El despertador en el hogar

Hoy en día, son pocos los electrodomésticos que no cuenten con un sistema similar. Sofisticado, digital, del siglo XXI, pero similar... Tostadora, microondas, tetera y teléfono celular, por nombrar algunos de los aparatos modernos que aún se inspiran en el invento de Hutchins.

Aunque la tarea original del despertador es ingrata y se sigue cumpliendo con precisión cada mañana en el mundo, lo cierto es que siempre queda claro que la ley del despertador se hizo, el artefacto fue engañado y el que da la vuelta da la vuelta. lo apaga y sigue durmiendo.

Y así, en muchos hogares del planeta se desarrolla una hermosa dinámica en la que el sonido se apaga cada cinco minutos, hasta que la moral entumecida los obliga a dar el salto a la realidad cotidiana. Ni ayuda del sol ni menos que un gallo madrugador.

Si hay quienes consideran el reloj un invento maquiavélico, lo cierto es que el despertador debe llevar la delantera. Como el reloj depende de cada uno, se puede decir que sólo existe mientras se observa: si miras a las tres, serán las tres, pero si a esa hora la decisión es no miralo el reloj esta "condenado" a ver como pasan son tres sin que a nadie le importe.

Sin embargo, el despertador se impone, obliga, llama a ser visto y a saber qué hora es, iniciando otro día con el tiempo dividido en compartimentos.

Para aquellas personas que miran de reojo, los despertadores disfrutan de esta realidad que imponen. Porque saben que son odiados por todos y cada uno de los seres humanos, aunque los compren y los consideren necesarios.

Son algo así como el marcador que subraya que la vida ya no es de quien quiere seguir durmiendo al sol, de quien no es dueño de su vida ni de sus sueños. ¿Qué hubiera pasado si Levi Hutchins fuera solo un jardinero?...

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